Explora esta completa guía práctica para potenciar tu marca a través de una gestión estratégica de imagen corporativa.
En un entorno empresarial saturado de información y marcado por un cambio constante, la gestión de la imagen corporativa se vuelve esencial para asegurar tanto el éxito inmediato como la longevidad de una marca. Más que un simple logo o eslogan, la imagen corporativa refleja los valores, la cultura y el propósito fundamental de la organización, estableciendo una conexión profunda y duradera con su público.
Este artículo explora el concepto de branding desde sus fundamentos hasta su evolución, analizando los elementos clave de la identidad corporativa y su impacto en la estrategia empresarial. Además, profundiza en el modelo del círculo dorado, donde el propósito de la marca se convierte en el motor central de su imagen. Finalmente, se abordan las tendencias actuales que convierten a los eventos en poderosas herramientas para construir marcas sólidas y memorables.
¿Qué es una marca?
Una marca es un concepto amplio y multifacético que va más allá de un simple nombre o logotipo. En esencia, es la representación distintiva de un producto, servicio o empresa, encapsulando la identidad y los valores que la definen. La marca es la suma de diversos elementos que incluyen el nombre que la identifica, el logotipo que le otorga una identidad visual única y la combinación de colores, tipografías y diseño que forman su identidad visual. Sin embargo, su significado trasciende lo tangible y se expande a la experiencia del cliente, los valores que encarna y la reputación que ha construido a lo largo del tiempo.
La marca se convierte en un vínculo emocional entre la empresa y los consumidores, influyendo en cómo estos perciben y se relacionan con los productos o servicios asociados. Los valores de la marca, como la integridad, la innovación o la calidad, se convierten en elementos centrales que guían tanto las acciones empresariales como las expectativas de los consumidores.
La reputación de una marca, construida a través de la consistencia en la entrega de productos, servicios y mensajes, juega un papel crucial en la decisión de compra y en la lealtad del cliente.
¿En qué consiste el branding o gestión de marca?
El branding o gestión de marca es un proceso estratégico fundamental para cualquier empresa o producto. Va más allá de la simple creación de un logotipo y se centra en construir y consolidar la identidad en la mente del consumidor. La marca se convierte en un conjunto de valores, atributos y percepciones que distinguen a la empresa de la competencia.
Para construir una identidad de marca sólida, es crucial comprender a fondo la misión, visión y valores de la empresa, así como las necesidades y deseos de su público objetivo. La consistencia en la comunicación, tanto en diseño como en mensaje, es fundamental para generar una conexión profunda y duradera con los consumidores.
La identidad de marca no se limita al aspecto visual; abarca aspectos emocionales y comunicativos. Una gestión efectiva de la marca no solo aumenta la visibilidad y reconocimiento, sino que también contribuye a la lealtad del cliente. Busca crear una conexión emocional que genere una percepción positiva, traduciéndose en ventajas competitivas a largo plazo.
En última instancia, el objetivo del branding es forjar una percepción positiva en la mente de los consumidores. Esto implica generar confianza y destacarse de la competencia en un mercado dinámico y competitivo.
La gestión de marca es un proceso continuo que requiere coherencia y adaptabilidad para evolucionar con las cambiantes dinámicas del mercado y las expectativas de los consumidores.
La pirámide del branding
La pirámide del branding es un modelo conceptual que organiza los diferentes aspectos clave para construir y gestionar una marca de manera efectiva. Este modelo consta de varios niveles, cada uno de los cuales representa una etapa fundamental en el desarrollo y la consolidación de una marca. A continuación, se explica cada nivel de la pirámide del branding:
1. Propósito de la marca: En la cima de la pirámide se encuentra el propósito de la marca, donde se define la razón fundamental de la existencia de la marca y los valores que la impulsan. Este nivel establece la dirección y los principios fundamentales que guiarán todas las demás actividades de branding.
2. Identidad de la marca: Justo debajo del propósito, la identidad de la marca se centra en la creación de una imagen coherente con la identidad corporativa. Este nivel abarca la creación de una imagen coherente con la identidad corporativa, que incluye tanto elementos visuales (como el logotipo y la paleta de colores, que representan la marca de manera distintiva y reconocible) como valores fundamentales, personalidad de la marca y tono de voz. La identidad de la marca va más allá de lo visual para abrazar la esencia misma de la marca.
3. Comunicación de marca: El siguiente nivel se enfoca en la comunicación de marca, donde se desarrollan estrategias para transmitir de manera efectiva la identidad y los valores de la marca. Esto incluye la creación de mensajes coherentes y la elección de canales apropiados para llegar a la audiencia objetivo.
4. Experiencia de marca: Justo antes de llegar a la base de la pirámide, la experiencia de marca busca mejorar las interacciones y experiencias de los clientes. Esto va más allá de la comunicación y abarca cada punto de contacto, desde la compra de productos hasta la interacción en línea y fuera de línea, con el objetivo de fortalecer la conexión emocional con la marca.
5. Lealtad a la marca: En la base se encuentra la lealtad a la marca, que es el resultado de la implementación exitosa de los niveles anteriores. Aquí, se implementan iniciativas específicas para construir y retener la lealtad de los clientes, consolidando así la relación a largo plazo entre la marca y sus consumidores.
La publicidad y las relaciones públicas (PR) en la gestión de imagen
La publicidad y las PR cumplen un rol fundamental a la hora de construir una percepción positiva y sólida en la mente de su audiencia, ya sea el público en general, clientes potenciales, inversores, empleados o cualquier otro grupo de interés.
Para alcanzar sus objetivos, ambas disciplinas implementan estrategias, tácticas y técnicas específicas que permiten proyectar una imagen corporativa basada en la identidad de una organización, por lo que su correcta implementación garantiza una teoría explicativa que orienta nuestra comprensión de los procesos, los públicos y sus contextos.
Aspecto | Publicidad | Relaciones Públicas (PR) |
Propósito principal | Promocionar productos, servicios o ideas mediante mensajes persuasivos. | Construir y mantener relaciones positivas con los diferentes públicos clave. |
Enfoque | Comunicación unidireccional: la organización envía mensajes al público. | Comunicación bidireccional: se busca el diálogo y el entendimiento mutuo. |
Medios utilizados | Medios pagados, como televisión, radio, prensa, redes sociales y carteles. | Medios ganados, como notas de prensa, eventos, entrevistas y redes sociales. |
Control del mensaje | Alto: la organización define el contenido, momento y lugar de difusión. | Bajo: depende de cómo los medios y públicos interpreten y transmitan el mensaje. |
Audiencia objetivo | Público general y segmentos específicos definidos por el mercado. | Públicos internos y externos, como empleados, inversores, medios y comunidad. |
Tono del mensaje | Persuasivo y comercial. | Informativo, relacional y estratégico. |
Duración del impacto | Corto plazo: busca resultados inmediatos como ventas o reconocimiento rápido. | Largo plazo: se enfoca en la confianza, reputación y relaciones sostenibles. |
Costos | Generalmente elevados debido a los gastos de publicidad en medios. | Costos variables, dependiendo de las tácticas y actividades implementadas. |
Estrategias | Campañas publicitarias integradas, branding visual, promociones especiales. | Gestión de crisis, comunicación interna, construcción de relaciones con medios. |
Tácticas | Publicidad digital, spots de TV, anuncios impresos, campañas en redes sociales. | Ruedas de prensa, organización de eventos, publicaciones en medios ganados. |
Técnicas | Diseño de mensajes persuasivos, segmentación de audiencias, retargeting. | Redacción de comunicados, storytelling, manejo de relaciones interpersonales. |
Impacto en la imagen | Refuerza la identidad visual y el reconocimiento de la marca. | Construye credibilidad, confianza y fortalece la reputación corporativa. |
Complementariedad | Amplifica el alcance del mensaje. | Humaniza el mensaje y fomenta conexiones más profundas. |
Propósito e identidad de marca
La identidad corporativa
El primer paso para gestionar la comunicación desde este enfoque comunicacional será definir la identidad corporativa de una organización como su ADN, es decir, lo que representa su razón de ser, la caracteriza y la diferencia del resto.
La identidad corporativa se compone de atributos tales como la actividad sectorial, la historia de la organización, el mercado o sus relaciones con la comunidad. En tal sentido, las relaciones públicas y la publicidad trabajan sobre esta identidad, gestionando otros dos intangibles: la cultura y la filosofía.
→ Cultura: viene dada por el procedimiento o forma de actuar de una organización en su conjunto. Tiene que ver con los valores que se promueven y la forma de orientar las acciones de la organización.
→ Filosofía: plantea el objetivo global de la organización y la forma de alcanzarlo. Esta establece la misión (el beneficio que la organización brinda a su público), los valores (por los que se rige la organización) y la visión (hacia dónde quiere llegar, una meta difícil de lograr pero no utópica).
Para lograr el éxito a la hora de planificar las comunicaciones será necesario identificar y diferenciar el ADN de una marca.
La percepción dinámica de la identidad corporativa
La identidad está compuesta por una serie de atributos que la individualizan, diferenciándola de otras. Algunos de estos no mutan, pero otros van variando, haciendo así una identidad también dinámica.
Generalmente, los cambios impactan a lo largo del tiempo y se ven reflejados en la historia, la cultura y el proyecto de una organización.
✓ La historia tiene que ver con la identidad, ya que esta va configurando e influyendo en las organizaciones.
✓ El proyecto organizacional se refiere a la estrategia que sigue la empresa para llevar a cabo sus objetivos.
✓ La cultura corporativa son los valores en función de los cuales se orienta el comportamiento de los miembros de una organización.
Cabe destacar que no hay que confundir nunca identidad corporativa (el ser de la empresa) con identidad visual corporativa (traducción simbólica de algún atributo en formas, colores, etcétera).
La identidad corporativa se explica a través de la convergencia de la historia, el proyecto y la cultura. Esto implica una concepción dinámica de la identidad.
Componentes de la identidad corporativa
Los componentes permanentes de la identidad se relacionan con los componentes dinámicos: historia, cultura, proyecto. Estos permiten que esta identidad se pueda definir a través de determinados atributos específicos.
Atributos de la identidad de marca (historia)
- La actividad productiva o identidad sectorial: se trata de la acción básica desarrollada por la empresa para generar valor a partir de la obtención de un producto o servicio que será comercializado.
- La competencia comercial o identidad mercadológica: es la capacidad de la empresa para competir en el mercado comercializando sus productos o servicios. Depende del precio del producto, su calidad, la cuota de mercado que posea, una imagen positiva, etcétera.
- La historia de la organización: se compone de la relación de las personas, hitos y acontecimientos acaecidos en la organización. Se nutre de la declaración fundacional, el contexto de su constitución, el fundador, los líderes históricos y la iconografía corporativa.
- La naturaleza societaria o identidad mercantil: es la forma jurídica que adopta la organización para el cumplimiento de sus fines. Pueden ser civiles (sin fines mercantiles) o bien mercantiles, en sus diferentes variables.
- El corpus social o identidad social: conjunto de características que definen la organización como un organismo social. Viene definida por el entorno geográfico, el tejido social de su plantilla, su compromiso con la comunidad, etcétera.
Cultura corporativa
La cultura corporativa se compone de dos aspectos: los comportamientos explícitos y los valores y creencias compartidas. Ambos niveles interactúan y se influyen mutuamente, contribuyendo a la identidad y al funcionamiento de la cultura corporativa en su conjunto.
→ Comportamientos explícitos: un nivel más visible y cambiante de la cultura corporativa. Comprende factores como el entorno físico, el lenguaje, la conducta no verbal, la imagen personal, las normas escritas, etcétera.
→ Valores y creencias compartidas: es un conjunto de ideas conscientes (aunque no siempre identificadas), las cuales se han convertido en principios de comportamiento dentro de la organización y son transmitidas a los nuevos miembros. Forman una especie de ideología corporativa con muy diferentes expresiones (por ejemplo: lo que cuentan son los resultados o la publicidad siempre aumenta las ventas).
Esta distinción permite comprender tanto los aspectos visibles y cambiantes de la cultura corporativa como los aspectos más profundos y arraigados que influyen en la forma en que se piensa y se actúa dentro de la organización Por otra parte, al comprender y abordarlos las organizaciones pueden promover una cultura sólida y coherente, fomentar la alineación y la colaboración, y fortalecer su identidad corporativa.
Las relaciones públicas y la publicidad constituyen sistemas de gestión estratégica que permiten comunicar eficientemente y agregar valor a las marcas.
Los valores asociados a la cultura
Los valores son los principios fundamentales que guían el comportamiento y las decisiones de una empresa. Estos valores reflejan las creencias, normas y ética de la organización, y definen su identidad y forma de actuar.
Algunos ejemplos comunes de valores corporativos incluyen la integridad, la responsabilidad, la innovación, el trabajo en equipo, el compromiso con la excelencia y el enfoque en el cliente. Estos valores son fundamentales para establecer una cultura organizacional sólida y coherente, y para influir en la forma en que la empresa se relaciona con sus empleados, clientes y otras partes interesadas.
Los valores se diferencian en función de los aspectos que abarcan y la forma en que influyen en la cultura y el comportamiento de una organización en tres tipos: éticos, profesionales y presunciones básicas.
- Valores éticos: se refieren a los principios morales y de conducta que guían las acciones de la organización, estableciendo normas de comportamiento (códigos éticos, deontológicos, de conducta, etcétera) y aspectos relacionados con la responsabilidad social.
- Valores profesionales: están relacionados con la forma en que se realiza el trabajo y se interactúa con los clientes y el talento humano, orientando la calidad del servicio, la gestión del talento y la eficiencia en costos.
- Presunciones básicas: son creencias subyacentes e inconscientes que conforman la percepción de la realidad y la forma de pensar de los miembros de la organización, como las jerarquías de poder y la importancia asignada a ciertos símbolos, como puede ser el tamaño del despacho.
Estos tres tipos de valores influyen en la cultura y el comportamiento de la organización de diferentes maneras, contribuyendo a su identidad y forma de operar.
Principios que rigen la estrategia empresarial
En la estrategia empresarial, se establecen principios fundamentales que guían el desarrollo y el logro de los objetivos de la empresa. Estos principios incluyen: la misión, la visión, los valores, el proyecto empresarial y el propósito.
- Visión (¿A dónde se quiere llegar?): es la meta aspiracional de una empresa, el objetivo donde se quiere llegar y es competencia de la alta dirección de la empresa. Representa la imagen a futuro que la empresa desea lograr. Es una descripción inspiradora y aspiracional de cómo la empresa se visualiza a sí misma en el futuro, sus metas y el impacto que busca generar en su entorno.
Además, brinda una orientación a largo plazo y ayuda a alinear a todos los miembros de la organización en torno a un objetivo común. Cuando se fija se debe ser ambiciosa sin perder el realismo.
- Misión (¿Por qué existente la organización?): es el modo en que toda la organización, no solo la alta dirección, pretenden llegar a la meta contenida en la visión estratégica. A su vez, define el propósito fundamental de la empresa, su razón de ser y la forma en que busca agregar valor a sus clientes y stakeholders. La misión establece el enfoque central de la empresa y proporciona una guía para la toma de decisiones y la dirección estratégica.
- Valores (¿En qué se cree?): Los valores de una organización son los principios fundamentales que guían su comportamiento, toma de decisiones y relaciones tanto internas como externas. Estos valores reflejan las creencias fundamentales y la ética de la organización. Aunque los valores pueden variar entre diferentes organizaciones, algunos comunes incluyen:
Integridad: Actuar con honestidad y ética en todas las situaciones.
Respeto: Tratar a todos los miembros de la organización y a las partes interesadas con consideración y dignidad.
Innovación: Fomentar la creatividad y la búsqueda constante de nuevas soluciones y mejoras.
Trabajo en equipo: Valorar la colaboración y la contribución de cada miembro para alcanzar metas comunes.
Compromiso: Mostrar dedicación y responsabilidad hacia los objetivos de la organización.
Calidad: Buscar la excelencia en todos los aspectos de la operación y entrega de productos o servicios.
Responsabilidad social: Contribuir positivamente a la comunidad y ser consciente del impacto social y ambiental.
Adaptabilidad: Estar dispuesto a ajustarse y evolucionar en un entorno cambiante.
Estos son solo ejemplos, y cada organización puede tener sus propios valores únicos que reflejen su cultura y objetivos específicos. Los valores son fundamentales para establecer la identidad y la dirección de la organización, y sirven como una guía para sus acciones y decisiones a lo largo del tiempo..
- Proyecto empresarial: es la concreción de la misión en las políticas corporativas y de gestión que se traducirá en los objetivos y estrategias a desarrollar. Se refiere a la estrategia y el plan de acción para alcanzar los objetivos de la empresa. Incluye los planes estratégicos, tácticos y operativos que se implementarán para llevar a cabo la misión y hacer realidad la visión. El proyecto empresarial abarca aspectos como la definición de metas, la asignación de recursos, la identificación de oportunidades y desafíos, y la planificación de actividades y plazos.
- El propósito: de una organización es la razón fundamental de su existencia. Va más allá de metas específicas y se relaciona con la contribución más amplia que la empresa busca hacer en la sociedad. Es la declaración que refleja los valores fundamentales y la razón de ser de la organización. A diferencia de un proyecto empresarial, el propósito no se centra en planes operativos o tácticos. Más bien, es una guía a largo plazo que inspira y orienta la toma de decisiones estratégicas y la cultura organizacional.
Estos principios son fundamentales para orientar y dirigir el desarrollo estratégico de una empresa. Proporcionan una base sólida para la toma de decisiones, la gestión de recursos y la alineación de todos los miembros de la organización en torno a un propósito común y una dirección estratégica clara.
El círculo dorado: un modelo que enfatiza la importancia del propósito
El círculo dorado (The golden circle) es un concepto propuesto por Simon Sinek, un autor y conferencista de liderazgo y motivación. Sinek explica este concepto en su libro Start with why (Comienza con el porqué) y en su famosa charla TED titulada How great leaders inspire action (Cómo los grandes líderes te motivan a actuar).
Este enfoque es una forma de pensar acerca del liderazgo, la inspiración y la comunicación efectiva. Consiste en tres componentes clave: el "¿por qué?" (why?), el "¿cómo?" (how?) y el "¿qué?" (what?).
En su análisis del modelo, Sinek argumenta que la mayoría de las empresas y personas se enfocan en el orden equivocado al comunicar su mensaje, lo cual limita su capacidad para inspirar a otros.
Según el autor, los líderes y las organizaciones que inspiran y tienen un impacto duradero en la gente comienzan con el "Porqué". En lugar de centrarse principalmente en lo que hacen o cómo lo hacen, se conectan con las emociones y los valores compartidos a través de su "Porqué". Comunican su propósito y su creencia central, y eso atrae a personas que comparten esa visión.
El círculo dorado es un modelo que enfatiza la importancia de comenzar con el "Porqué" al comunicar y liderar. Al entender y articular el propósito central y los valores fundamentales, las organizaciones y los individuos pueden inspirar a otros, diferenciarse de la competencia y lograr un impacto significativo.
"La gente no compra lo que haces, compra por qué lo haces" - Simon Sinek
Principios básicos de la gestión de la imagen corporativa
1. La imagen es una síntesis de la identidad corporativa y debe basarse en la realidad de la organización. Es la representación global que la organización desea proyectar en los públicos y con la que la organización se relaciona o construye vínculos de comunicación.
2. La imagen que se proyecte de forma intencional a través de los atributos de marca debe transmitir una imagen positiva que garantice la aceptación social. Es preciso comprender que la percepción de la marca es más fuerte que las ventajas reales de una frente a otra similar. Por este motivo, se hace tanto hincapié en los conceptos de identidad de marca e imagen de marca, puesto que la imagen es más poderosa que la objetividad de la identidad, y es la identidad la que puede contribuir a la construcción de una mejor imagen de marca perceptible por los públicos.
3. La imagen corporativa debe estar al servicio del proyecto organizacional, siendo un elemento fundamental de la dirección.
4. El comportamiento corporativo es el primer determinante de la imagen y de la reputación.
5. Es necesario alinear la cultura en la misma dirección que el proyecto empresarial.
6. Es fundamental configurar la personalidad corporativa y especialmente la marca, de modo coherente con la identidad de la organización.
7. Gestionar profesionalmente la imagen corporativa requiere planificación y evaluación permanente.
Comunicación de marca
La gestión de imagen
La gestión de la imagen es el conjunto de estrategias, acciones y procesos que una empresa o organización implementa para administrar y controlar la forma en que se presenta y es percibida por sus stakeholders (clientes, empleados, proveedores, socios, inversores, etc.
La imagen corporativa se refiere a la percepción global que tienen los diferentes públicos de una empresa, incluyendo su reputación, valores, identidad visual, mensajes comunicativos y la forma en que se relaciona con su entorno. La gestión de imagen corporativa busca alinear todos estos elementos para crear una imagen coherente y positiva de la empresa.
Para llevar a cabo esta gestión, se deben realizar varias actividades, como el análisis de la imagen actual de la empresa, la definición de una estrategia de imagen, la configuración de la personalidad corporativa, la planificación de la comunicación interna y externa, el seguimiento y control de la imagen, y la adaptación a los cambios del entorno.
El objetivo principal de la gestión de imagen corporativa es construir una reputación sólida, generar confianza y credibilidad en el mercado, fortalecer las relaciones con los stakeholders y diferenciarse de la competencia. Para lograrlo, se utilizan herramientas como la gestión de marca, el diseño de identidad visual, las relaciones públicas, la publicidad, el marketing digital, entre otros.
La importancia de la reputación
La reputación corporativa se refiere a la percepción, opinión o imagen que tienen otras personas o entidades sobre una empresa en particular. Es el resultado acumulativo de las acciones, comportamientos, decisiones y experiencias asociadas a esa entidad a lo largo del tiempo.
La reputación puede ser positiva, cuando se asocia con aspectos favorables y respetables, o negativa, cuando se vincula con problemas, escándalos o deficiencias. Es un activo intangible valioso que puede influir en la confianza, la credibilidad y el éxito de una entidad en su entorno y en sus relaciones con sus grupos de interés.
La reputación es un aspecto de importancia fundamental, ya que afecta a todos los involucrados, lo que resalta la necesidad imperante de desarrollar habilidades en su gestión.
Al mismo tiempo, es posible considerarla como una guía maestra que orienta a la organización para activar su propósito, co-crear valor con los grupos de interés y contribuir al bien común del entorno.
Por otro lado, su administración implica la introducción de dos elementos cruciales: la transparencia y la escucha activa, partiendo desde el interior de la organización. En este sentido, el punto de partida es el propósito, el cual debe estar claramente definido, adoptado internamente y manifestarse a través de comportamientos concretos.
La gestión de la reputación implica esfuerzos conscientes para mantener, mejorar y proteger una percepción positiva en la mente de quienes interactúan con la entidad, y exige un enfoque holístico. Es por esto que establecer una relación de confianza con los stakeholders es esencial. Para lograrlo, es necesario trabajar en la experiencia y la comunicación con todas las personas que forman parte de la organización.
De cara al futuro, los directivos de las organizaciones deberán asumir la responsabilidad de proteger la reputación, en tanto es un elemento impulsor clave del negocio, incluso en momentos de crisis e incertidumbre. Además, será necesario que integren los indicadores clave de desempeño reputacional en sus cuadros de mando para supervisar el impacto de la reputación en el negocio, lo que les garantizará el éxito empresarial y la sostenibilidad a largo plazo.
Estos son solo algunos ejemplos de KPI reputacionales que una organización puede utilizar para evaluar y mejorar su reputación en el mercado:
KPI | Explicación | Cómo medir |
Índice de reputación | Refleja cómo los stakeholders perciben la reputación de la organización en general. | Utilizar encuestas y estudios de percepción de stakeholders, que proporcionan una puntuación sobre la reputación general. |
Nivel de confianza | Mide la confianza y seguridad que los stakeholders tienen en la organización. | Medir a través de encuestas y estudios de investigación que evalúen la confianza de los stakeholders en la organización. |
Sentimiento en medios sociales | Determina si los comentarios en redes sociales son mayormente positivos, negativos o neutrales. | Analizar comentarios, menciones y hashtags en redes sociales usando herramientas de análisis de sentimiento. |
Índice de satisfacción del cliente | Evalúa cómo los clientes perciben la calidad de los productos o servicios de la empresa. | Realizar encuestas de satisfacción del cliente y analizar los resultados para obtener un índice que refleje el nivel de satisfacción. |
Valor de marca | Mide el valor financiero y el impacto económico de la marca en el mercado. | Evaluar a través de valoraciones de marca y análisis financieros, que calculan el valor económico de la marca. |
Índice de responsabilidad social corporativa (RSC) | Evalúa cómo la organización maneja sus responsabilidades sociales y medioambientales. | Medir el impacto de las iniciativas de RSC a través de informes y auditorías en áreas como sostenibilidad y ética. |
Net Promoter Score (NPS) | Mide la lealtad y la probabilidad de que los clientes recomienden la empresa a otros. | Realizar encuestas para determinar la disposición de los clientes a recomendar la empresa, calculando el NPS a partir de las respuestas. |
Evaluación de crisis | Analiza cómo la organización maneja y recupera su reputación tras situaciones de crisis. | Evaluar la capacidad de respuesta y recuperación después de eventos negativos mediante análisis de incidentes y encuestas post-crisis. |
Índice de participación de empleados | Evalúa el grado de compromiso y satisfacción de los empleados, lo que puede influir en la percepción externa. | Medir el compromiso y la satisfacción de los empleados a través de encuestas internas y estudios de clima laboral. |
Índice de impacto en la comunidad | Mide el impacto de las actividades de la empresa en las comunidades a nivel local y global. | Evaluar cómo las actividades de la organización afectan positivamente a la comunidad local y global mediante informes y estudios de impacto. |
La responsabilidad de gestionar la reputación recae en todos los miembros de la entidad, por lo tanto, todas las unidades o áreas deben desempeñar un papel activo como embajadoras, constructores y defensores de la reputación de la organización.
Etapas en la gestión de imagen
La gestión de la imagen corporativa se organiza en tres etapas fundamentales que permiten abordar de manera sistemática y eficaz los diferentes aspectos relacionados con la construcción y proyección de la identidad de una empresa. Cada una de estas fases tiene un propósito específico, pero se complementan entre sí para garantizar una gestión integral y coherente de la imagen corporativa. A continuación, se describen en detalle:
ETAPA 1: Análisis de la imagen actual
El primer paso en la gestión de la imagen consiste en realizar un análisis exhaustivo de la imagen actual de la empresa, lo cual se lleva a cabo mediante auditorías de imagen. En esta fase, se evalúa cómo perciben los diferentes grupos de interés (stakeholders) a la organización, identificando tanto los aspectos positivos como los puntos débiles de la imagen existente.
Este primer análisis proporciona una comprensión clara del estado actual de la empresa en términos de imagen y reputación, y resulta esencial para desarrollar estrategias efectivas de gestión de la imagen. Con esta información, es posible establecer una línea base sobre la cual construir la imagen deseada.
ETAPA 2: Definición de la personalidad corporativa
La siguiente etapa se centra en configurar la personalidad corporativa, orientada a alinear la imagen deseada con la percepción que la organización quiere proyectar. En esta fase, se definen los rasgos, valores y atributos que la empresa desea reflejar, asegurando que estén en consonancia con su estrategia y objetivos a largo plazo.
Para lograr la personalidad deseada, se emplean herramientas como la gestión de marca, que establece los elementos visuales y conceptuales representativos de la empresa; los manuales normativos, que proporcionan pautas claras sobre el comportamiento y la comunicación de la organización; y la intervención cultural, que busca alinear la cultura organizacional con la imagen proyectada. El propósito de esta etapa es crear una base sólida y coherente que sustente la imagen corporativa a lo largo del tiempo.
ETAPA 3: Planificación de la comunicación y control de la imagen
La última etapa consiste en planificar las estrategias de comunicación interna y externa necesarias para asegurar que la imagen corporativa se mantenga coherente y controlada.
En este proceso, se desarrollan programas específicos de comunicación que buscan transmitir la imagen deseada tanto dentro como fuera de la empresa. La comunicación interna tiene como objetivo informar, motivar y alinear a los empleados con los valores y la visión de la organización.
Por otro lado, la comunicación externa está orientada a proyectar una imagen positiva y consistente ante clientes, proveedores, medios de comunicación y otros grupos de interés. Para ello, se utilizan diversos canales y tácticas de comunicación, como la publicidad, las relaciones públicas, el marketing digital, eventos, entre otros.
El objetivo de esta etapa es asegurar que todos los públicos, internos y externos, reciban una comunicación clara y alineada con la imagen corporativa. De este modo, se garantiza que la percepción de la empresa se mantenga coherente y se fortalezca a lo largo del tiempo.
El cumplimiento de estas etapas ayudan a las organizaciones a definir, controlar y proyectar una imagen coherente y deseada, fortaleciendo su reputación y relaciones con sus stakeholders.
Las gestión de imagen corporativa sirve para varios propósitos importantes:
- Definir y mantener una imagen coherente: Estas etapas permiten a una empresa definir cómo quiere ser percibida por sus stakeholders y mantener una imagen consistente en todos los aspectos de su comunicación y comportamiento. Ayuda a establecer una identidad distintiva y única para la empresa.
- Fortalecer la reputación: La gestión de imagen corporativa contribuye a construir y fortalecer la reputación de la empresa. Al establecer una imagen deseada y trabajar para proyectarla de manera consistente, se puede generar confianza, credibilidad y una percepción positiva en el mercado.
- Alinear la cultura organizacional: Estas etapas ayudan a alinear la cultura y los valores internos de la empresa con la imagen deseada. La intervención cultural y la configuración de la personalidad corporativa permiten que los empleados comprendan y adopten los comportamientos y actitudes que reflejen la imagen y los valores de la organización.
- Mejorar las relaciones con los stakeholders: La gestión de imagen corporativa contribuye a establecer relaciones sólidas y positivas con los diferentes stakeholders de la empresa, como clientes, empleados, socios, proveedores, inversionistas, entre otros. Una imagen coherente y bien gestionada puede generar una conexión emocional y una percepción favorable en estos actores clave.
- Diferenciarse de la competencia: Al establecer una personalidad corporativa única y transmitir una imagen diferenciada, una empresa puede destacarse de la competencia y posicionarse de manera más efectiva en el mercado. Esto puede contribuir a generar preferencia y lealtad hacia la marca.
La reputación corporativa es la representación mental que los públicos hacen sobre una organización a través de las experiencias (directas o indirectas) que han tenido con ella, y la forma en que la organización se relaciona con ellos.
Claves para construir marcas poderosas
El valor de una marca depende en gran medida de las asociaciones que los consumidores establecen con ella. Estas asociaciones pueden abarcar diversos aspectos:
Atributos del producto: como el precio, el envase, la apariencia o la creatividad en su uso.
Asociaciones no relacionadas directamente con el producto: como celebridades, deportes u otros elementos culturales.
Beneficios funcionales, experienciales o simbólicos: un ejemplo son las lapiceras de lujo, que no solo ofrecen funcionalidad, sino que simbolizan prestigio y distinción, otorgando un halo de estatus a quienes las poseen.
Las asociaciones juegan un papel fundamental en la construcción de la identidad de la marca, ya que son las que guían la percepción que la organización desea generar en la mente de su público objetivo.
Un error común es centrarse exclusivamente en los atributos tangibles del producto y los beneficios funcionales, mientras se descuidan o subestiman los beneficios emocionales y de autoexpresión que una marca puede ofrecer.
Desde esta perspectiva (marca = experiencia), la marca debe cumplir la promesa que hace a sus consumidores. Si la experiencia que ofrece es positiva, se traducirá en beneficios a largo plazo, como un aumento en la fidelización y la lealtad de los clientes.
Es importante ver a una marca como una promesa que hace una empresa a sus públicos. Si se cumple, el resultado devendrá en una buena reputación corporativa.
Para destacar en un mercado altamente competitivo y establecer una conexión sólida con los consumidores, las marcas necesitan apoyarse en cuatro pilares clave:
1. Propósito
El propósito de una marca es su razón de ser más profunda y trascendente. Va más allá de la simple venta de productos o servicios y se enfoca en cómo la marca puede hacer una diferencia positiva en la vida de las personas y en el mundo.
El propósito ser claro, audaz y auténtico sin estar desconectado con el plan de negocios. Esto le permite a las marcas conectar emocionalmente con los consumidores y generar lealtad a largo plazo teniendo en cuenta los principios que rigen la organización.
Por otra parte, es importante considerar que actualmente los consumidores están cada vez más interesados en apoyar marcas que compartan sus valores y tengan un impacto positivo en la sociedad.
2. Comunidad
La comunidad es un aspecto esencial para construir una marca poderosa. Las marcas exitosas crean y fomentan comunidades en torno a sus productos o servicios, donde los consumidores pueden conectarse entre sí y con la marca.
Estas comunidades generan un sentido de pertenencia, permiten la participación activa de los consumidores y fomentan la lealtad a largo plazo. Además, la retroalimentación y el boca a boca positivo dentro de la comunidad pueden impulsar el crecimiento y la reputación de la marca.
Las marcas deben poder ser impulsadas por la energía y creatividad de la comunidad de un modo que refleje correctamente a cada una de las partes de esta. En es punto es clave la coherencia en los mensajes y la ética.
3. Tecnología
La tecnología juega un papel fundamental en la creación de una marca poderosa en la era digital. Las marcas necesitan aprovechar las últimas innovaciones tecnológicas para adaptarse a las necesidades y expectativas cambiantes de los consumidores. Esto implica utilizar plataformas digitales, redes sociales, aplicaciones móviles y otras herramientas tecnológicas para llegar a los consumidores, interactuar con ellos y proporcionar experiencias personalizadas y relevantes.
La tecnología también permite a las marcas recopilar y analizar datos para obtener información valiosa sobre los consumidores y mejorar continuamente sus estrategias. Su implementación permite eliminar fricciones y conseguir compromiso con un diseño de experiencias centradas en el ser humano que sorprendan y deleiten al cliente.
4. Narrativa
La narrativa es la historia que cuenta una marca y cómo la comunica al público. Una narrativa convincente y coherente ayuda a diferenciar a una marca de la competencia y permite a los consumidores comprender y conectar emocionalmente con ella.
La narrativa debe ser auténtica, relevante y atractiva, debe resaltar los valores, la personalidad y la singularidad de la marca y debe estar presente en todos los puntos de contacto con el cliente. Una buena narrativa puede generar una conexión emocional profunda con los consumidores y mantener su interés a lo largo del tiempo.
Otro factor clave para crear marcas poderosas consiste en desarrollar e implementar un plan de comunicación que proyecte una imagen que brinde una buena reputación en el público objetivo y se apoye en ciertos atributos, tales como la diferenciación, la relevancia, la estima y el conocimiento.
Cómo crear una marca exitosa
Crear una marca implica seguir una serie de pasos. A continuación, te explico cada uno de ellos:
1. Cultura corporativa
Como has visto anteriormente, la cultura corporativa se refiere a los valores, creencias y principios que guían a una empresa. Antes de crear una marca, es importante definir y desarrollar una cultura corporativa sólida. Esto implica determinar los valores centrales de la empresa, su visión y misión, así como establecer las normas de comportamiento y ética empresarial. La cultura corporativa servirá como base para el desarrollo de la marca y se reflejará en todos los aspectos de la misma.
2. Mensajes clave
Los mensajes clave son los aspectos más importantes que deseas comunicar a tus clientes y al público en general. Estos mensajes deben ser claros, concisos y alineados con la cultura corporativa. Es fundamental identificar los beneficios únicos de tu producto o servicio y destacarlos en tus mensajes clave. También debes considerar las necesidades y deseos de tu público objetivo para crear mensajes que les resulten relevantes y atractivos.
3. Públicos
El siguiente paso es identificar y comprender a tus diferentes públicos objetivo. Estos son los grupos de personas a los que deseas llegar con tu marca. Pueden ser clientes potenciales, proveedores, distribuidores, empleados, clientes actuales, influencers, medios de comunicación u otros actores relevantes en tu industria. Es importante realizar una investigación de mercado para comprender sus necesidades, deseos, comportamientos y preferencias. Esto te permitirá adaptar tu marca y tus mensajes para conectarte de manera efectiva con cada público objetivo.
4. Branding
El branding abarca una serie de elementos clave que contribuyen a la construcción y promoción de tu marca. Estos son algunos de los componentes que debes considerar a la hora de seleccionar los canales y acciones que realices:
- Propuesta de valor: Define la propuesta única que ofrece tu marca a los clientes. ¿Qué beneficios y ventajas obtienen al elegir tus productos o servicios? La propuesta de valor debe ser clara y convincente, y diferenciarte de la competencia. Por ejemplo, esta podría ser la propuesta de una agencia de eventos:
"Organizamos eventos únicos que cautivan a los asistentes y reflejan tu visión. Con una planificación personalizada y logística impecable, nos encargamos de cada detalle, ahorrándote tiempo y garantizando una experiencia memorable. Nuestro equipo creativo y tecnología avanzada aseguran que cada evento no solo se destaque, sino que también supere las expectativas. Si buscas transformar tus ideas en eventos inolvidables, somos la opción perfecta."
- Productos y servicios: El branding también implica la forma en que presentas y posicionas tus productos y servicios en el mercado. Esto incluye el desarrollo de nombres de productos, descripciones, características distintivas y empaquetado atractivo.
- Experiencia del cliente: El branding no se limita solo a la identidad visual, sino que también abarca la experiencia que los clientes tienen al interactuar con tu marca. Cada punto de contacto, desde el proceso de compra hasta el servicio de atención al cliente, debe estar alineado con la identidad y los valores de la marca.
- Identidad de marca: Esto se refiere a los elementos visuales y de diseño que representan a tu marca. Esto incluye el logotipo, los colores, la tipografía, los gráficos y cualquier otro elemento visual que sea distintivo y represente la personalidad de tu marca.
- Manual de identidad corporativa: Para gestionar la identidad es clave crear un manual. Este sirve como una guía fundamental para asegurar que los elementos visuales y de diseño de la marca se utilicen de manera coherente en todas las plataformas. Sus elementos clave son:
Logotipo y variaciones: proporciones, aplicaciones correctas e incorrectas.
Paleta de colores: códigos de colores (RGB, HEX, etc.) para mantener uniformidad en diferentes medios.
Tipografía: fuentes, estilos y tamaños.
Tono de voz: estilo comunicativo de la marca.
Iconografía y gráficos: especificaciones de imágenes, iconos, y tamaños.
Aplicaciones en medios: cómo adaptar estos elementos en plataformas digitales e impresas.
Los pasos para realizarlo son:
Paso 1: Definir la esencia de la marca
- Misión, visión y valores: Comienza por definir quién es la empresa, qué representa y qué promete a sus clientes. Esta parte es clave para guiar todas las decisiones visuales y comunicativas que vendrán después.
- Personalidad y percepción deseada: Piensa en cómo quieres que el público vea y sienta la marca. ¿Es seria, divertida, innovadora o tradicional? Esto ayudará a determinar el tono de voz y estilo visual.
Paso 2: Diseñar el logotipo
- Simplicidad y versatilidad: El logotipo debe ser fácilmente reconocible y adaptable a distintos formatos y tamaños (impresos, digitales, en blanco y negro o a color).
- Variaciones del logotipo: Define versiones del logotipo para diferentes usos. Ejemplos incluyen versiones monocromáticas o de distintos tamaños para situaciones específicas.
- Proporciones y espaciado: Detalla las proporciones exactas del logotipo y el espacio que debe rodearlo para asegurar su correcta legibilidad en distintos contextos.
Paso 3: Establecer la paleta de colores
- Colores oficiales: Selecciona los colores que representarán a la marca. Generalmente, incluye colores primarios y secundarios.
- Códigos de color: Asegúrate de proporcionar los códigos de color exactos en distintos formatos (RGB, HEX, CMYK) para mantener la consistencia en todos los medios, ya sea en sitios web, impresiones o productos.
Paso 4: Elegir la tipografía
- Fuentes principales y secundarias: Elige una fuente tipográfica para encabezados y otra para el cuerpo del texto. La fuente debe reflejar la personalidad de la marca y ser legible.
- Estilo y formato: Establece las reglas sobre el uso de negritas, cursivas, tamaños y el espaciado entre líneas y párrafos, para asegurar uniformidad en todas las comunicaciones.
Paso 5: Definir el tono de voz
- Estilo comunicativo: Decide cómo debe sonar la marca cuando se comunica. ¿Es formal o informal? ¿Seria o divertida? Este tono debe ser coherente en todo, desde la web hasta el servicio al cliente.
- Ejemplos: Proporciona ejemplos de cómo se deben redactar los mensajes, para que cualquier persona que escriba para la marca sepa cómo hacerlo de manera coherente.
Paso 6. Iconografía y elementos visuales
- Iconos y gráficos: Define qué tipos de iconos o imágenes representan mejor a la marca. Esto incluye el estilo de las ilustraciones o fotos, si deben ser minimalistas, realistas, abstractas, etc.
- Uso correcto e incorrecto: Incluye ejemplos claros de cómo se deben y no se deben usar los elementos visuales, para evitar distorsiones de la identidad de la marca.
7. Aplicaciones en diferentes medios
- Medios digitales: Explica cómo deben usarse los elementos en plataformas digitales, como sitios web, redes sociales y newsletters.
- Medios impresos: Detalla cómo se aplicarán en papelería corporativa (tarjetas de visita, folletos, carteles) o productos promocionales.
- Adaptación a cada formato: Asegúrate de que todos los elementos (logo, colores, tipografía, etc.) se adapten correctamente a cada plataforma, y proporciona ejemplos de cómo hacerlo.
8. Pruebas y ajustes
- Una vez definidos los elementos visuales y comunicativos, prueba cómo se ven y funcionan en el mundo real. Crea mockups de tarjetas de presentación, publicaciones para redes sociales, páginas web, etc.
- Revisión y mejoras: Si algo no funciona o no transmite correctamente la esencia de la marca, vuelve a ajustar los elementos antes de hacer el manual final.
9. Actualizar el manual
- El manual de identidad corporativa no es definitivo. A medida que la marca crece o cambia, puede ser necesario actualizar el documento para reflejar nuevas estrategias de comunicación o cambios en los elementos visuales.
Algunas de las principales herramientas para crear el manual son:
- Canva: Ideal para crear plantillas de manuales de identidad con diseño intuitivo.
- Adobe Illustrator e InDesign: Si buscas un diseño más personalizado y profesional, estas herramientas te permiten mayor control sobre los detalles visuales.
- Template.net: Ofrece plantillas editables en Word o PowerPoint, útiles si necesitas algo rápido y práctico.
Ejemplo de un manual de marca
La identidad de marca abarca todos los aspectos que permiten que una marca sea visualmente reconocida y recordada por el público. El manual organiza y define cada uno de estos elementos para que su uso sea consistente y eficaz.
Comunicaciones
El branding implica cómo te comunicas con tu público objetivo. Esto incluye el tono de voz, el estilo de escritura y el mensaje que transmites a través de diferentes canales de comunicación, como el sitio web, los correos electrónicos, los folletos y cualquier otro medio utilizado para interactuar con los clientes.
Redes sociales y anuncios
Las redes sociales y los anuncios digitales son componentes importantes del branding en la era digital. Debes desarrollar una estrategia coherente para las redes sociales, que incluya la creación de contenido relevante, la participación con los seguidores y la promoción de la identidad de tu marca. Los anuncios también deben estar alineados con la identidad visual y los mensajes clave de tu marca.
Relaciones públicas
El branding se relaciona con la forma en que gestionas las relaciones públicas de tu marca. Esto incluye la participación en eventos, la colaboración con influencers o medios de comunicación, y la gestión de crisis o situaciones de reputación. La forma en que te relacionas con el público y manejas las percepciones de tu marca afecta directamente su imagen y reputación.
Internet
Gestionar una marca en el entorno digital implica tener una presencia en línea sólida y coherente. Esto incluye el diseño y la usabilidad de tu sitio web, el SEO (optimización en motores de búsqueda) para que tu marca sea más visible en línea, así como estrategias de marketing digital como el correo electrónico y la publicidad en línea.
Alianzas
También puedes considerar asociarte con otras marcas o entidades que compartan valores o audiencia similar. Las alianzas estratégicas pueden fortalecer tu marca y ampliar tu alcance al público objetivo.
Vídeo muy interesante de la historia de las relaciones públicas desde sus orígenes hasta la actualidad.
Los eventos en la estrategia de desarrollo de marca
Los eventos son un herramienta de comunicación estratégica de las relaciones públicas, a través de la cual una organización se conecta con sus públicos.
Cada encuentro es una oportunidad única para que una marca presente sus productos y/o servicios, y en función de los objetivos que persiga, genere experiencias personalizadas.
A través de los eventos corporativos una marca podrá:
- Ampliar la presencia digital.
- Mejorar la reputación.
- Difundir programas de responsabilidad social.
- Incrementar las ventas.
- Generar conocimiento.
- Propiciar la concreción de alianzas a nivel nacional e internacional.
- Aumentar la notoriedad y presencia en los medios.
- Fidelizar y afianzar las relaciones con los públicos.
Es importante planificar y ejecutar los eventos de manera estratégica y efectiva para maximizar su impacto en la marca y lograr sus objetivos de marketing. Además, se debe monitorear y evaluar el éxito de los eventos para identificar áreas de mejora y asegurarse que se están invirtiendo adecuadamente los recursos en eventos que generen resultados significativos para la marca.
Los eventos pueden ser una herramienta muy poderosa para desarrollar una marca y lograr sus objetivos de marketing.
Experiencia y lealtad de marca
Qué es el brand awareness y cómo desarrollarla en eventos
El brand awareness, o conciencia de marca en español, se refiere al nivel de reconocimiento y familiaridad que tiene el público con una marca específica. En otras palabras, se trata de la medida en que los consumidores pueden identificar y recordar una marca en particular cuando se les presenta.
Este es un aspecto importante del marketing, ya que una mayor conciencia de marca puede llevar a un aumento en la lealtad de los clientes, las ventas y la participación en el mercado.
Las empresas pueden aumentar su conciencia de marca a través de diversas estrategias de marketing, como la publicidad en línea y fuera de línea, la participación en eventos y patrocinios, la creación de contenido de marca, la optimización de motores de búsqueda y el marketing de influencers, entre otros.
Cómo mejorar el brand awareness a través de eventos centrados en la experiencia
Los eventos son una excelente oportunidad para trabajar la conciencia de marca y aumentar el reconocimiento de la misma. A continuación de describo algunas estrategias que puedes realizar para lograrlo:
- Considera crear una experiencia que sea memorable y única para los asistentes del evento. Por ejemplo, puedes utilizar elementos visuales, como iluminación y decoración. Procura que reflejen la identidad de la marca.
- La publicidad puede ser efectiva para aumentar la conciencia de marca antes del evento. Anuncia la participación de tu marca en el evento en las redes sociales y en los medios de comunicación locales.
- Si tu marca ofrece productos o servicios, considera ofrecer muestras gratuitas o demostraciones durante el evento. Esto puede ser una excelente manera de dar a conocer tu marca a nuevos clientes potenciales.
- Utiliza los hashtags del evento para participar en la conversación en las redes sociales y aumentar la visibilidad de tu marca.
- En el caso que el encuentro sea de gran escala y agrupe a varias marcas, considera establecer alianzas estratégicas con otras marcas complementarias para trabajar juntas en iniciativas que beneficien a ambas marcas.
El objetivo principal en cualquier evento debe ser crear una experiencia positiva y memorable para los asistentes, y trabajar la conciencia de marca debe ser parte de esa experiencia. Si puedes hacer que los asistentes recuerden tu marca y se sientan conectados con ella, entonces has logrado un gran paso en la creación de una marca exitosa.
Cómo expresar la identidad verbal en tus eventos
La identidad verbal de una marca se refiere al conjunto de características lingüísticas y de comunicación que conforman la personalidad y el tono de voz de una marca en sus mensajes y contenido. Es la forma en que una marca se expresa a través de las palabras y el lenguaje, y cómo se comunica con su audiencia.
Asimismo, este conjunto incluye elementos como el estilo de escritura, el vocabulario utilizado, la estructura de las frases, el tono (formal, informal, divertido, serio, etc.), la coherencia en la comunicación, y el mensaje central que se desea transmitir. Al mismo tiempo, estos se definen en las directrices de comunicación de la marca y se aplican a todos los canales de comunicación, como anuncios publicitarios, contenido en redes sociales, sitio web, correos electrónicos, entre otros.
Es importante que la identidad verbal sea coherente y se alinee con los valores, la visión y la personalidad de la marca, ya que contribuye a establecer una conexión emocional con la audiencia y a diferenciarse de la competencia. Una identidad verbal sólida y consistente ayuda a construir una imagen de marca sólida y a generar confianza y lealtad entre los consumidores.
Proyectar la identidad verbal de una marca en eventos puede ser una estrategia efectiva para reforzar la coherencia y consistencia de la comunicación de la marca. Aquí hay algunas formas de lograrlo:
- Definir las directrices de comunicación del evento: Al igual que las directrices de comunicación de la marca, es importante establecer pautas claras para la comunicación en eventos. Esto incluye el tono de voz, el estilo de escritura y el mensaje central que deseas transmitir.
- Adaptación del lenguaje: Asegúrate de adaptar el lenguaje y el tono de voz de la marca al contexto del evento. Considera el público objetivo, el tema del evento y la atmósfera general para ajustar tu comunicación en consecuencia.
- Mensajes coherentes: Alinea los mensajes y la narrativa del evento con la identidad verbal de la marca. Utiliza las palabras y frases clave que reflejen los valores y la personalidad de la marca para mantener la coherencia en la comunicación.
- Cuida los detalles de la escritura: Presta atención a la gramática, la ortografía y la estructura de las frases en todos los materiales escritos utilizados en el evento, como programas, invitaciones, presentaciones, carteles, etc. Esto contribuirá a transmitir una imagen profesional y cuidada de la marca.
- Interacciones verbales: Capacita al personal que representará a la marca en el evento para que utilice el tono de voz y el estilo de comunicación adecuados. Esto se aplica tanto a las interacciones cara a cara como a las presentaciones en el escenario. El personal debe estar alineado con la identidad verbal de la marca y transmitir los mensajes clave de manera coherente.
- Actividades interactivas: Incorpora actividades y juegos interactivos que refuercen el mensaje y la personalidad de la marca. Esto puede incluir concursos, dinámicas de grupo, preguntas y respuestas, entre otros, que se desarrollen utilizando el lenguaje y el tono de voz de la marca.
La identidad verbal de una marca es una parte integral de su imagen y debe ser coherente en todos los puntos de contacto con el público. Al proyectarla en eventos, estarás fortaleciendo la percepción y el reconocimiento de la marca en un entorno físico y experiencial.
Las Relaciones Públicas (PR): un factor clave para gestionar el contacto con los públicos
Las relaciones públicas (public relations, PR) son una disciplina estratégica encargada de gestionar la comunicación entre una organización y sus diversos públicos. Su objetivo principal es construir y mantener una imagen positiva de la organización, generar confianza, mejorar la reputación y fortalecer las relaciones con los grupos clave. Las PR no solo se limitan a transmitir información, sino que también buscan influir en la percepción pública y gestionar las relaciones a largo plazo de forma coherente y efectiva.
¿Por qué las PR son esenciales?
En el entorno actual, las organizaciones operan en un mundo interconectado y lleno de información. Por ello, la gestión adecuada de las relaciones con los diferentes públicos es crucial para garantizar el éxito y la sostenibilidad de la organización. De igual manera, estas permiten que las empresas no solo comuniquen sus mensajes de forma clara y efectiva, sino que también construyan lazos sólidos con sus públicos, gestionen crisis y protejan su reputación frente a posibles amenazas externas.
Dentro del ecosistema en el que opera cualquier organización, es necesario reconocer que no existe un único "público". Las personas pertenecen a múltiples grupos sociales y se identifican con ellos por razones diversas, como etnia, religión, nivel socioeconómico, intereses, costumbres y creencias. Por tanto, una organización debe gestionar las relaciones con estos públicos de manera diferenciada para garantizar que sus mensajes sean bien recibidos.
Los públicos de una organización se dividen tradicionalmente en dos grandes categorías:
Públicos externos: Son los grupos sociales que, aunque están relacionados entre sí, no forman parte de la estructura interna de la organización. Algunos de estos públicos son más relevantes que otros, dependiendo de la estrategia de la organización. Ejemplos de públicos externos incluyen clientes, proveedores, autoridades gubernamentales, medios de comunicación y la comunidad en general.
Públicos internos: Son aquellos grupos que forman parte de la estructura organizacional, como empleados, directivos y accionistas.
Las PR gestionan la comunicación con cada uno de estos públicos utilizando un lenguaje específico y adaptado a las características de cada grupo, asegurando que el mensaje sea relevante y efectivo. Por esta razón, antes de llevar a cabo cualquier acción de comunicación, es crucial identificar claramente al público objetivo y definir el mensaje adecuado, alineado con los objetivos estratégicos de la organización.
"Las relaciones públicas son extremadamente importantes y poder usarlas de la manera correcta lo significa todo. Tienes que promocionar tu éxito."- John Sculley
Pasos para crear la campaña de PR de un evento
Desarrollar una campaña de relaciones públicas para un evento es un proceso que requiere planificación y ejecución cuidadosa. Para lograr una campaña efectiva, es importante seguir los siguientes pasos:
1. Identificación de objetivos
La primera etapa es determinar los objetivos de la campaña de relaciones públicas, que pueden incluir generar conciencia de la marca, atraer a la audiencia objetivo, aumentar la asistencia, generar cobertura mediática, promover la participación de grupos específicos o mejorar la percepción de la marca. Establecer metas claras te ayudará a enfocar tus esfuerzos de manera efectiva
2. Segmentación de la audiencia
Define a quién te diriges con tu campaña. Identifica a tus audiencias clave, como medios de comunicación, influencers, líderes de opinión, partes interesadas o público en general. Segmenta la audiencia objetivo, ya sea por género, edad, intereses o ubicación geográfica. Comprender a tu audiencia te permitirá adaptar tu mensaje y seleccionar los canales de comunicación más adecuados para llegar a ellos.
3. Crea un mensaje central
Desarrolla un mensaje claro y convincente que resuma la propuesta de valor del evento. Este mensaje debe ser relevante, atractivo y diferenciador. Asegúrate de que refleje los valores y la identidad del evento y sea coherente con la marca que lo respalda.
4. Elección de los canales de comunicación
Luego, se deben seleccionar los soportes y canales de comunicación adecuados para el público objetivo y los mensajes clave. Estos pueden incluir comunicados de prensa, convocatorias de prensa, redes sociales, blogs, boletines informativos por correo electrónico, anuncios pagados y colaboraciones con influencers relevantes. Asegúrate de adaptar tu mensaje a cada canal y audiencia específica.
5. Colaboración con influencers
La colaboración con influencers relevantes puede amplificar el alcance y generar interés en el evento.
6. Creación de materiales promocionales
Genera contenido atractivo y de calidad para tus canales digitales, como publicaciones en blogs, videos promocionales o infografías, que ayuden a promover el evento y a generar interés en tu audiencia objetivo.
7. Relaciones con los medios
Identifica los medios de comunicación y los periodistas que cubren tu industria o sector. Establece relaciones con ellos mediante el envío de notas de prensa personalizadas, invitaciones exclusivas y facilitando entrevistas o encuentros con los protagonistas del evento. Mantén una comunicación constante y colaborativa para aumentar las posibilidades de cobertura mediática.
8. Diseña materiales de prensa y contenido relevante
Crea un kit de prensa completo que incluya notas de prensa, comunicados, biografías de los oradores o artistas, imágenes y cualquier otro material relevante.
9. Evaluación y monitoreo
Realiza un seguimiento constante del impacto de tu campaña. Mide los resultados en términos de cobertura mediática, participación, ventas de entradas u otros indicadores relevantes. Analiza los datos recopilados y realiza ajustes según sea necesario para mejorar la efectividad de tu campaña.
Una campaña de relaciones públicas efectiva requiere una planificación cuidadosa, una ejecución integrada y coherente, y la capacidad de adaptarse a los cambios en el mercado y la audiencia.
Tendencias de comunicación y PR en la organización de eventos
Capacidad de adaptación
La capacidad de adaptación será crucial en la organización de eventos, donde los organizadores deberán estar listos para enfrentar crisis múltiples y simultáneas. Esto supone tener planes de contingencia claros para todo tipo de interrupciones, como fallos tecnológicos, emergencias sanitarias o crisis políticas. La flexibilidad será el pilar fundamental para gestionar estos desafíos, asegurando que el encuentro siga su curso sin perder calidad ni afectar la experiencia de los asistentes. Las organizaciones deben estar preparadas para cualquier eventualidad, desde la implementación de inteligencia artificial (IA) hasta cambios inesperados en el lugar o la temática del evento.
Flexibilidad y autenticidad como valor esencial
Las marcas organizadoras deben mostrar un compromiso auténtico y flexible con las causas sociales que respaldan. El propósito de un evento no debe ser rígido, sino adaptarse a las expectativas cambiantes de los asistentes y de la sociedad en general. Por ejemplo, los eventos centrados en la sostenibilidad o el bienestar deben ser capaces de modificar su enfoque para alinearse con las demandas actuales de los participantes. La clave está en ser transparentes y genuinos en torno a los valores que representan, transmitiendo un propósito verdadero y no una fachada comercial.
Fomentar la inclusión y la empatía en un mundo polarizado
En tiempos de polarización, los eventos deben convertirse en espacios inclusivos donde se fomente el diálogo, la empatía y el entendimiento. Las marcas y organizadores no deben contribuir a la división, sino crear experiencias que conecten a personas con diferentes perspectivas. Las actividades deben promover la colaboración y el respeto mutuo, superando barreras y evitando cualquier tipo de discurso polarizador. El objetivo es construir puentes, no muros.
Transparencia y control en la era digital
La inteligencia artificial juega un papel cada vez más importante en la personalización de eventos. Sin embargo, es fundamental ser transparente sobre el uso de la tecnología, especialmente en lo que respecta a la gestión de datos personales. Los organizadores deben garantizar que los participantes tengan control sobre su información y sepan cómo se utilizarán sus datos. Las herramientas de IA deben ser presentadas de manera ética y clara, permitiendo que los asistentes comprendan cómo se recopilan y aplican sus datos para mejorar su experiencia.
Crear experiencias que toquen el corazón de los participantes
En un mundo dominado por la tecnología, los eventos deben regresar a lo esencial: las emociones humanas. Los organizadores deben centrarse en crear experiencias auténticas que generen una conexión emocional genuina con los asistentes. Más allá de los avances tecnológicos, los eventos deben buscar momentos que inspiren, motiven y unan a los participantes, generando lealtad hacia la marca o el evento. Actividades interactivas, discursos motivacionales y espacios de reflexión pueden ser mucho más efectivos que las interacciones digitales frías y deshumanizadas.
Hiperpersonalización para comunidades específicas
La tendencia hacia la personalización es clave. En lugar de dirigirse a audiencias masivas, los organizadores deben centrarse en comunidades más pequeñas, pero altamente comprometidas. Al crear eventos diseñados específicamente para los intereses y necesidades de estos grupos, las marcas pueden generar experiencias más exclusivas y memorables. Esto incluye actividades especializadas para sectores concretos o temáticas de interés muy específico, lo que garantiza que cada participante sienta que el evento está diseñado para él o ella.
Marketing sonoro para crear conexiones emocionales
La música y el sonido se están convirtiendo en herramientas clave para generar conexiones emocionales durante los eventos. Crear una identidad sonora única, como jingles o canciones asociadas al evento, puede reforzar la marca y dejar una huella duradera en la mente de los participantes. Desde melodías que evoquen sentimientos hasta sonidos que marquen momentos clave del evento, el marketing sonoro se presenta como una estrategia poderosa para profundizar la experiencia de los asistentes y hacer que el evento sea inolvidable.
Welltainment
Los eventos no solo deben ser entretenidos, sino que también deben integrar el bienestar físico y mental. La tendencia del welltainment combina entretenimiento con actividades que promueven el cuidado personal, como yoga, meditación, alimentación saludable y conferencias sobre salud mental. Además, es crucial que estos eventos fomenten un ambiente inclusivo, que celebre la diversidad y promueva el bienestar integral de todos los asistentes, no solo en términos de salud física, sino también en lo emocional y psicológico.
Eventos relevantes y auténticos
Los organizadores de eventos deben estar atentos a las tendencias culturales y subculturas actuales, adaptando sus eventos para ser relevantes y conectados con la audiencia. La co-creación es fundamental, ya que involucrar a los asistentes en el proceso de diseño del evento garantizará que este sea auténtico y refleje sus intereses y valores. Esto puede incluir encuestas previas, activaciones culturales en tiempo real o la invitación a los participantes a ser parte activa de la programación. La co-creación fortalece la conexión emocional y asegura que el evento sea percibido como genuino y alineado con los intereses de la audiencia
"La marca es lo que la gente dice sobre ti cuando no estás en la habitación". -Jeff Bezos
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Daniela Sánchez Silva©